Inesperadamente, en los últimos días he tenido mayor cantidad de tiempo libre disponible en las noches y, en vista de que estoy harto del disco rallado que es Destiny, lo he dedicado a leer, escribir y ver películas que no fui a ver al cine en los últimos meses. Así es como se me ocurrió escribir una crítica del Amanecer del Planeta de los Simios… 5 meses después de que salió en el cine… ni modo, no es como si nadie más que yo leyera esta vara, ¿verdad?
Empecemos desde el principio. A mí me gustó el Origen del Planeta de los Simios (2011) a pesar de que tenía sus fallas. Origen fue una buena película porque no dejó de lado el necesario balance que debe existir entre ser una inteligente obra de ciencia ficción inspirada por grandes ideas y un éxito de taquilla con todos los efectos especiales que exige la audiencia a la que va dirigida. Se trataba de una película que arranca lento con una meditación profunda sobre los límites del descubrimiento científico y terminando con gorilas destruyendo helicópteros.
Lo que más me gustó de Origen fue que no cayó en la trampa tan común entre las precuelas de hacer ver los eventos que sucederán en el futuro como el resultado de un destino predeterminado. Al contrario, la película apostó por cierto grado de realismo crítico, al explorar ese trasfondo histórico como un conjunto de eventos aleatorios llenos de oportunidades aprovechadas y perdidas y que suman a un todo más amplio. Esa película se sintió más natural porque partió de la idea de que la historia no es el resultado inescapable de los deseos de dioses y reyes, sino que por decisiones clave de múltiples actores más pequeños, incapaces de conocer sus ramificaciones. Esta película fue inteligente y arriesgada, negándose de entrada a enmarcar su historia como una lucha entre el bien y el mal, y más bien, planteando una idea más sobria: que incluso los actos que se hacen con la mejor de las intenciones, pueden tener resultados desastrosos; y que muchas veces simplemente no hay una salida benevolente para un problema.
En Origen, se nos revela que la caída de la raza humana y el establecimiento de una Tierra dominada por los simios pareciera haber sido la conclusión de un proceso iniciado por un científico (interpretado por James Franco) que buscaba una cura para el Alzheimer. Inadvertidamente, él le da super-inteligencia a un chimpancé llamado Cesar por medio de un retrovirus que prueba ser apocalípticamente letal para la raza humana.
Amanecer arranca diez años después de los eventos del primer filme, con Cesar gobernando sobre una colonia de simios inteligentes en las profundidades de un bosque californiano. La paz relativa de este grupo resulta trastornada cuando se dan cuenta de que la humanidad no está extinta, como ellos pensaban. Una colonia de humanos sobrevivientes del retrovirus, establecida en las ruinas de la cercana San Francisco, se interna en el territorio de César para poner de nuevo en funcionamiento una planta hidroeléctrica, restaurar la electricidad y reconstruir la civilización humana. Lo único que quieren ambos grupos es sobrevivir, ninguno tiene nada que ganar de una pelea, pero ninguno tampoco tiene nada que ganar de confiar en el otro.
Este es el conflicto dramático que acarrea al filme. César es el único simio que alberga algún tipo de respeto por los humanos y Jason Clark interpreta al único líder humano que siente que puede confiar en Cesar, pero la pregunta es: ¿pueden estos dos individuos superar sus diferencias y compartir el mundo antes de que alguno de sus más conflictivos miembros provoquen la guerra entre ambas comunidades?
Habiendo dicho eso, esta es una precuela, por lo que todo el mundo sabe que la paz no va a funcionar. De lo contrario, es evidente que lo que pasa luego en el Planeta de los Simios jamás sucedería. Pero es aquí donde hay que darle crédito a la película: es fuertemente dramático y relevante ver cómo los actores llegan a esa resolución.
Ciertamente, hay errores. La historia de la compañera de César, Cornelia, resulta seriamente inexplorada, al punto que pareciera haber sido cortada del filme en razón de hacerlo más corto, lo que termina dejando ese asunto irresuelto. Además, el segundo acto pareciera serpentear mucho en escenas en las que equipara la conducta de simios y humanos para que el público pueda reconocer su significado más profundo. Pero, todas éstas son cosas poco importantes en lo que creo que es una película inteligente, bien amarrada y emocionante, al punto de que trabaja como una antítesis de lo que típicamente tenemos que tragarnos a la mitad del verano gringo. Sencillamente, es notable cuánto tiempo dura la película en demostrar cómo las cosas se descomponen solitas antes de que surja un villano de facto. Más interesante aún es que cuando ese villano termina emergiendo, la lógica que guía sus actos es totalmente comprensible.
Eso es sin decir que César, otra vez interpretado por Andy Serkis y con apoyo de un equipo de técnicos en captura de movimiento, termina siendo un héroe bastante convincente. Esto debe aplaudirse, en especial si se considera que su rol en este filme es soportar una cada vez más difícil serie de derrotas y contratiempos de camino a la revelación sorpresivamente madura de que, a menudo, incluso un líder extraordinario debe someterse a la voluntad más básica y nociva de sus seguidores, a pesar de saber perfectamente bien que esos seguidores no están viendo la foto completa. De vez en cuando no hay forma de ganar, al menos a como uno quiere ganar.
Pero incluso con una buena dosis de ciencia ficción especulativa, ésta es también una película de acción bastante buena, con animaciones hermosas para los simios y una batalla bien emocionante que incluye: ¡simios andando a caballo y disparando con ametralladoras en las dos manos!!! Se trata de una escena tan emocionante y aparentemente sin esfuerzo que bien podría haber sostenido la película entera mejor que cualquier porquería que ponga Michael Bay en los Transformers.
En realidad, no tengo idea de cómo le fue al Amanecer del Planeta de los Simios en la taquilla, y la pura verdad, ni me importa. Lo que sí sé es que considerando lo poco que vi de su competencia en el cine a mediados de año, creo que debí haber gastado mejor la plata en esto. Esta es una película bien buena y, si no la han visto todavía… bueno, para eso fue que Dios inventó el torrent.
7/10 – Buena
Dirección: Matt Reeves. Guión: Mark Bomback, Rick Jaffa y Amanda Silver (basado en personajes de ‘Plante of the Apes’ de Pierre Boulle). Fotografía: Michael Seresin. Actuación: Andy Serkis, Jason Clarke, Gary Oldman, Keri Russell y Kodi Smit-McPhee. Distribución: 20th Century Fox. País: Estados Unidos. Duración: 131 minutos.