Empecemos diciendo algunas cosas bonitas de Star Trek: Strange New Worlds (SNW), la más reciente y nostálgica serie del universo de Viaje a las Estrellas según Paramount Plus. La producción visual de la serie es extraordinaria. El escenario, vestuario y materiales… todo se ve fantástico. Ha habido un esfuerzo bien guiado de combinar una estética retro-futurista con las sensibilidades tecnológicas más modernas.

El elenco también es carismático y encantador; genuinamente se trata de gente con quién uno querría pasar el rato. Más puntualmente, Anson Mount da una representación sumamente llamativa como el afable capitán de la Enterprise, Cristopher Pike; y Babs Olusanmokun es el referente dramático de la temporada actuando como el doctor Mbenga.

Fotografía del puente de la Enterprise. Se retoman elementos de la serie original con elementos tecnológicos más contemporáneos.

Lamentablemente, para una serie cuyo título en español incluye las palabras nuevos y extraños mundos, la serie pareciera navegar a la deriva en un mar de nostalgia por lo viejo y conocido, sin lanzarse a lo nuevo y extraño por conocer.

El equipo de producción pareciera haberse lanzado a la serie con la mentalidad de que estaban haciendo otra serie de Viaje a las Estrellas de los noventa… y, de paso, quizás no de las mejores versiones de la franquicia en esa década. Los noventa fue un período de rejuvenecimiento para Viaje a las Estrellas. Comienza con la Nueva Generación (TNG), que durante su tercera temporada en 1990 abandona los estereotipos y estilos narrativos vetustos de la serie original de los 1960 por un abordaje más moderno. Este estilo se volvió dominante y fue trasladado luego a Voyager (VOY, 1995-2001) y luego a Enterprise (ENT, 2001-2005). TNG, VOY y ENT parecieran ser los referentes centrales para el desarrollo de Strange New Worlds.

Esto es perfectamente claro en la premisa de la serie. Strange New Worlds descarta la estructura serializada con tramas definidas por temporada, la cual es común en las series de “streaming” de hoy en día y opta, más bien, por un show “episódico” con un uso frugal del botón de reseteo de los personajes entre cada trama. Así, mientras en un capítulo, el doctor Mbenga se nos presenta sumamente preocupado de que otras personas anden tocando el transportador de emergencia de la enfermería de la Enterprise, dos episodios después, lo anda dejando sin cuidado para irse de vacaciones.

De igual forma, y reflejando las series de los noventa, temas que podrían abordarse críticamente hoy, como los de género e identidad sexual parecieran ser reducidos a puro contexto, y sin ameritar exploraciones profundas. Uno incluso podría decir que con Strange New Worlds, la franquicia pareciera haber vuelto al clóset en comparación con Star Trek: Discovery, su serie predecesora.

Curiosamente, SNW ha retomado muy poco de la mejor serie de Viaje a las Estrellas de los noventa: Deep Space Nine (DS9, 1993-1999). DS9 fue una serie que muy conscientemente trató de hacer su propia renovación narrativa en esa década. Para ello, dejó de lado las limitaciones narrativas en la franquicia y que hizo un esfuerzo bastante genuino por llevarla de los 1960 al siglo XXI. En contraste, las siete temporadas de Voyager y las cuatro de Enterprise – de las cuales Strange New Worlds retoma tanto – no son más que imitaciones débiles e insulsas de lo que DS9 hizo y del estilo narrativo que terminó imponiéndose en TNG. O sea, VOY y ENT eran fotocopias de fotocopias de una fotocopia. Y, Strange New Worlds es un nuevo intento por usar la fotocopiadora.

Ahora bien, uno puede entender el dilema de los y las guionistas de la serie. Para el momento en que Strange New Worlds fue producida, ya existían poco más de 800 episodios hechos en series de Viaje a las Estrellas desde los 1960 y trece películas. Por lo tanto, no es difícil pensar que quizás ya no queda mucho de qué hablar con este dispositivo narrativo. Me parece que SNW entiende esto de algún modo y por eso ha terminado optando por “reciclar” historias para una nueva generación de fanáticos.

Haciendo una comparación con lo que nos ofrece esta franquicia actualmente, Strange New Worlds se parece más a Lower Decks, dadas sus constantes referencias a episodios más viejos y mejores. Las dos diferencias es que SNW apela a un formato dramático y serio, mientras que Lower Decks opta por lo cómico; y que los episodios de SNW duran el doble.

Aquí es donde yace el problema con Strange New Worlds: ¿por qué es que alguien querría ver los episodios de esta serie si tienen mejores alternativas en los episodios viejos de las otras series? ¿Por qué uno querría ver la tensión militar de “Memento Mori” (SNW, T01E04), cuando uno puede ver el mismo concepto ejecutado mejor en “Balance of Terror” (TOS, T01E144), “Disaster” (TNG, T05E05) o “Starship Down” (DS9, T04E06)? ¿Cuál es el apelativo de esta serie? ¿Por qué comprar suscripción a Paramount Plus y ver el refrito de la Nueva Generación si uno puede ir a Netflix y ver la Nueva Generación?

Uno podría decir que hay algún valor intrínseco en “actualizar” estas viejas narrativas para referirse a nuevos eventos. Entonces, si la serie original fue un texto estadounidense escrito en el contexto de y que refleja las sensibilidades políticas de la Guerra de Vietnam; o si TNG y DS9 fueron obras producidas en el contexto de la unipolaridad geopolítica estadounidense; quizás tiene sentido hacer una nueva serie de Viaje a las Estrellas que discuta la realidad actual. El problema es que SNW no pareciera mucho interés de hacer eso, más bien pareciera muy claramente centrada en reciclar tramas viejas.

El mejor ejemplo que se me ocurre es la trama con los gorn, la amenaza alienígena recurrente de toda esta temporada. ¿Qué representan los gorn en la serie? ¿Qué significan en el contexto narrativo y metanarrativo? Si ustedes ven las otras series de Viaje a las Estrellas, se darán cuenta que los alienígenas siempre se emplearon como una representación figurada de algún tema de fondo sobre el contexto sociopolítico en que se hicieron las series.

Los romulanos de la serie original constituían una amenaza al poderío geopolítico de la Federación, y por tanto, una forma de narrar las ansiedades del declive del imperio estadounidense en esa década. Los ferengi de TNG constituían una crítica y una expresión de las ansiedades del capitalismo neoliberal de finales de los 1980; mientras que los borg eran tanto una crítica al comunismo y al capitalismo desregulado, en medio del triunfalismo del supuesto “fin de la historia” luego de la Guerra Fría. Los suliban de Enterprise eran una alegoría al terrorismo islámico en el contexto de la Guerra contra el Terrorismo. O sea, los famosísimos klingon fueron usados para representar diferentes cosas dependiendo de la década en que saliero: a los comunistas chinos en los 1960, a la Rusia comunista en los 1990, al neoconservadurismo republicano en los 2000 y a los supremacistas blancos estadounidenses en los 2010.

Kirk pelea con el gorn en el episodio “Arena” emitido en 1967. Fuente: CBS.

Entonces, ¿qué representan los gorn? La respuesta corta es nada… son los monstruos de la semana. No se les ocupa entender y son totalmente descartables como formas de vida. De hecho, creo que aquel ridículo episodio “Arena” de 1967 hace más para explorar narrativamente a estos alienígenas, que lo que hace Strange New World.  

Sin embargo, este tema aparte, el epítome del problema es el final de temporada: “A Quality of Mercy”, cuando la serie decide dejar de hacer refritos de episodios de Viaje a las Estrellas y opta más bien por copiar “Balance of Terror” de la serie original. El punto del episodio es comparar el estilo de liderazgo del Capitán Pike con el de su sucesor James Kirk, presentando cómo es que el primero abordaría uno de sus momentos más gloriosos de la serie original. El resultado es que, si Pike hubiese estado en el mando, hubiese provocado una guerra con miles de millones de personas muertas. O sea, Kirk es mejor que Pike. Es realmente desconcertante ver a una serie de televisión con tan poca autoestima, que opta por replicar cosas que ya existen y que se compara negativamente frente a lo que sucedió en el pasado.

En síntesis, Strange New Worlds es karaoke. Un karaoke promedio con algunas cosas que resaltan y otras que lo hacen poco convincente. Es regresar a ese Viaje a las Estrellas con el que estamos familiarizados, pero nunca más que eso.

Creditos de fotografía: Paramount.